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Este es un espacio creado para tener interacción con todas aquellas personas que se interesen en la novela Para decir adiós: Las dos Princesas, publicada por Editorial Endira, la cual se encuentra a la venta en librerías de México y en todo el mundo mediante Paypal en compra directa aquí en el blog.

lunes, 9 de mayo de 2016

Karmatrón y los Transformables, pasión compartida.





Les doy la bienvenida al blog de la novela Para decir adiós: Las dos Princesas, muchas gracias por estar aquí compartiendo conmigo, su presencia es invaluable e indispensable para la existencia de este espacio.




Como les he platicado en otras ocasiones, siendo un niño dejé la Ciudad de México para mudarme con mi familia a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, las razones son particularmente singulares y mañana que haga una entrada dedicada a las madres se las platicaré porque tienen mucho que ver con la propia singularidad de la mujer que por fortuna me tocó como madre.
Amaba la ciudad de México y el golpe del cambio de domicilio fue fuerte para mis hermanos y para mí, teniendo que dejar atrás la que había sido nuestra casa, nuestra escuela, amigos y familiares.

A nuestra propia manera  cada uno buscó la forma de adaptarse a un nuevo lugar. Al poco tiempo de estar radicando en la capital de Chiapas, mi madre decidió buscarnos una ocupación por las tardes para mantenernos alejados de la televisión  y sobre todo para propiciar el hacer nuevos amigos.

Afortunadamente, gracias a la iniciativa de mi madre para que yo estudiara Tae Kwan Do, descubrí nuevos amigos entrañables, sin embargo no fueron los que ella esperaría.

Camino a las clases del arte marcial señalada, me encontré con una farmacia que tenía un estante de revistas, ahí encontré un comic, que nunca antes había visto pero del cual el estilo de dibujos me pareció conocido.



Allá por inicios de los ochenta con el tremendo éxito que tenían los grupos musicales infantiles, las editoriales quisieron ser parte de las ganancias económicas de tan jugoso negocio, de tal forma publicaron los comics de los grupos Parchís y Timbiriche.

Sobra decir que ambas publicaciones eran por demás insulsas, tratando “aventuras” de los integrantes del grupo, no es que ahora quiera curarme en salud, pero en verdad jamás compré dichas revistas, sin embargo las leí puesto que amigos y mi hermano mayor algunas veces las adquirieron.

Incluso la revista dedicada al grupo español Parchís, estaba hecha completamente en México, la misma era ilustrada por un joven dibujante, llamado Oscar González Loyo, quien contaba con un estilo propio de dibujo más entre el animé y las caricaturas de Hanna Barbera, que el de los comics de Marvel y DC que yo ya atesoraba en esa época.

Siempre he tenido la facilidad de ubicar a los dibujantes por su particular estilo de dibujo, fue de tal forma como pude notar que la revista que se mostraba en los estantes era dibujada por el mismo artista que antes había hecho la revista de Parchís.

Aquello no hizo sino crearme una cierta resistencia ante aquella publicación, a pesar de que el nombre llamó poderosamente mi atención, sin embargo no adquirí la revista en esa primera ocasión, más la visión de dos robots gigantes peleando en la portada me hizo dejar atrás toda reticencia y a la siguiente visita a esa farmacia adquirir mi primer ejemplar de Karmatrón y los transformables.



Debo reconocer que en un inicio el nombre me hizo pensar si no era una publicación que buscaba aprovecharse de la fama que en ese entonces tenían Voltron, Mazinger Z y los transformables de Hasbro, más a medida que fui leyendo aquella publicación pude darme cuenta que tenía una identidad propia.

Con Karmatrón y su propio autor, ocurre algo muy especial en México, siendo el único comic de autor que sobrevivió la tremenda crisis económica de los ochentas y que de alguna u otra forma ha seguido publicándose hasta la fecha.

Así como tiene una gran legión de seguidores que lo idolatran como si se tratará de una especie de maestro místico
, Oscar Gonzales también tiene una serie de detractores que denostan su obra, incluso con insultos bastantes subidos de tono.



Por mi parte puedo decir que admiro mucho la tenacidad y compromiso de su autor para con su obra y el que a pesar de los ataques a permanecido fiel a la concepción de su comic.

Karmatrón y los transformables, es una “space opera” que debe mucho de su concepción a Starwars, lo cual no lo digo como critica sino como descripción, pero tiene un sabor original que la hace una obra de autor y no un refrito de la obra de George Lucas.

La obra de González Loyo es más mística, narra las aventuras de los zuyua, una antigua y pacifica raza que ve destruido su mundo por el belicoso pueblo de los Metnalitas y su líder Asura, por lo que se ven forzados a emprender una odisea en busca de un nuevo mundo en una especie de arca de Noe.

Para defender a su pueblo, el príncipe Zacek, tendrá que despertar su consciencia a través de la activación de sus siete chakras internos, al lograrlo es dotado por el Gran espíritu de una armadura mística que le permite luchar como un robot gigante, transformándose en Karmatrón  y convirtiéndose en un guerrero Kundalini.

En algunos números de Karmatrón se compartían enseñanzas de disciplinas orientales para calmar la mente y liberar la consciencia bajo el nombre del manual del guerrero kundalini, este es el punto de crítica, injustificado en mi particular punto de vista, que hacen los detractores de la obra de González Loyo, diciendo que por compartir esos conocimientos busca ser una especie de gurú para sus seguidores.

Dichas “enseñanzas” hablan de respetar a la naturaleza, a nuestro propio cuerpo al alejarlo de vicios, de no apegarse a los objetos materiales e incluso a las personas y para mí a pesar de no seguirlas al pie de la letra, fueron muy especiales porque me permitieron compartir un comic con mi padre.



A pesar de que nunca desalentó mi pasión por las historietas como si lo hacía mi madre, para mi padre no eran una pasión que compartiera conmigo, sin embargo un día, no sé porque razón, un comic de Karmatrón cayó en sus manos y quedó prendado de la filosofía que en él se trataba, de tal forma dicho comic fue el único título que era comprado por mi padre y sobre el cual compartíamos su lectura.  

En lo personal eso es algo que agradezco a la historia de Karmatrón y los transformables, no solo el dotarme de más sueños y dejarme ir a un planeta lejano a bordo de un dragón dorado que produce música con su movimiento, sino permitir que mi padre viera con los mismos ojos la forma en que yo veía mi pasión más añeja.

Saludos. 

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