Millones de gracias por
estar nuevamente visitando este espacio, como antes les he platicado a quienes
me honran con su visita en este blog, la editorial mediante la cual será
publicada la novela Para decir adiós: Las dos Princesas, es Endira, una casa editorial
cuya sede se encuentra en el Estado de Querétaro en la República Mexicana, hoy
precisamente quiero hacerles extensiva una invitación al tercer concurso de
cuentos cortos organizado por Endira Editorial.
En México como creo en todo
el mundo han pululado concursos del tipo “La voz” “American Idol” y demás
copias y conversiones. Respecto a dichos concursos, al menos en este país desde
el cual les escribo, nunca ha tenido un éxito masivo uno de los ganadores de
las versiones ni de “La voz” ni de “American
idol Latinoamérica”, si acaso alguno de ellos grabó un disco su difusión debe
haber sido minúscula.
Esto viene a cuento porque
en cada emisión de los susodichos programas siempre me ha llamado poderosamente
la atención las ilusiones con las que cada uno de los jóvenes y “no tan jóvenes”
llegan buscando cumplir su anhelo de
alcanzar una carrera artística.
Tras cuatro o cinco
emisiones, no lo sé bien, de “La voz” en México, me preguntó cómo es que los
concursantes siguen llegando con esa misma expectativa tras saber que ninguno
de los ganadores previos ha logrado una consistente carrera en ese medio, quizá
sea que ahora, en esta época de redes sociales, perseguimos sueños efímeros donde los cinco
minutos de fama son suficientes por una vida.
Antes de perderme en mi
argumentación trataré de aterrizar el porqué invito a un concurso y a la vez
hablo del fracaso de otros concursos.
Lo que intento establecer es
el anhelo que perseguimos al participar en una competencia en la que
depositamos la posibilidad de seguir una carrera en algo que nos apasiona.
Por cuanto hace a los
concursos previos de Endira editorial, desconozco
si alguno de los ganadores ha sido firmado por la editorial para la publicación
de una novela, lo que sí puedo decirles es que al menos los ganadores
cumplieron el sueño de ver publicada y en aparadores una de sus historias.
Cuando los que soñamos con algún
día convertirnos en escritores profesionales, que por supuesto puedan dedicarse
de tiempo completo a narrar y vivir de esto, concluimos una historia, lo
primero que hacemos es dársela a leer a alguien cercano a nosotros, al menos a
en mi caso mi novela le encantó a mi madre, a mi hermano, a una tía y a mi
abuela.
Sin embargo todos ellos
tienen algo en común, por supuesto no pueden ser imparciales con mi obra por el inmenso cariño que me tienen.
Seguramente les tocó alguna
reunión familiar en la que alguna tía
obligaba a cantar a su hijito, señalándonos ante sus berridos de borrego a
medio morir, a las pobres almas en desgracia que le escuchábamos:
“Que hermoso canta mi niño”
Creo que ahora ya voy logrando
explicar mi argumento.
En un concurso, sobre todo
en uno en el que se paga una inscripción, es muy factible que únicamente estemos
“regalando” nuestro dinero a los organizadores y muy posible es también que
nuestras ilusiones se queden sin cumplir, pero al menos ganaremos algo que créanme es incuantificable.
Se trata de un “cubetazo de
helada verdad.”
Al participar en una
competencia en la que personas ajenas a ti valorarán lo que escribes, podrás
darte cuenta de cómo vas en realidad.
Recuerdo, con mucha pena,
que en un concurso en el que participé y no gané, que mis primeros pensamientos
al respecto fueron:
“El concurso estaba amañado.”
“El jurado estaba formado
por escritores mediocres que no han alcanzado aun la fama”
Lo que la tranquilidad que
trae el tiempo me permitió ver, fue que por mediocres que pudieran resultar o
no esos escritores, sabían al respecto mucho más que yo y que mi familia.
Con ellos no habría
alabanzas gratuitas, no habría un velo de cariño que les obligará a ver mi obra
como la mejor del mundo.
Eso es un golpe tremendo de
humildad y créanme es invaluable, es una buena y necesaria dosis de un
medicamento llamado “Ubicatex”
Puede ser que en los
concursos se estén aprovechando de nuestros sueños y anhelos de fama, puede ser
que incluso con el cobro de las inscripciones estén generando algún ingreso,
pero seamos honestos, ganaremos mucho más sabiendo en donde estamos parados.
El perder no me hizo
abandonar mis sueños, sino valorar los caminos que estaba tomando, me hizo
releer mis historias y ver, ahora sí, que tenían muchas deficiencias que podían
ser mejoradas.
Puede sonar a cliché, pero
perdiendo gané.
Es por ello que a pesar que
la participación en el concurso de Endira tiene un costo de $ 200.00 pesos ,
aproximadamente 11 dolares americanos los
conmino a participar en ella si tienen una historia y por el momento esa
cantidad de dinero, si bien no les sobra tampoco les resulta indispensable.
Es posible que aún perdiendo
puedan ganar
Las bases y toda la
información pormenorizada pueden encontrarla en:
Las páginas de la editorial
son:
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