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Este es un espacio creado para tener interacción con todas aquellas personas que se interesen en la novela Para decir adiós: Las dos Princesas, publicada por Editorial Endira, la cual se encuentra a la venta en librerías de México y en todo el mundo mediante Paypal en compra directa aquí en el blog.

miércoles, 6 de julio de 2016

El poema épico de Gilgamesh. Irak no solo es muerte ahí estuvo la cuna de la civilización.




Excelente día para todos, aún estoy en espera de tener noticias de Endira editorial respecto al estado de Para decir adiós: Las dos Princesas, la última vez que tuvimos contacto me informaron que prácticamente estaban terminados los diseños de las portadas que se someterán a la opinión de un público muestra para ver cuál es la que mejor respuesta tiene, asimismo me señalaron que la segunda revisión ortográfica y de estilo estaba prácticamente concluida con lo cual se estaría en tiempo de mandar a impresión a inicios de agosto, para en el transcurso de septiembre tener el libro a la venta.

Mientras el esperado día para mí finalmente llega, les agradezco me estén acompañando en este viaje para adentrarnos al mundo de los mitos y leyendas, hoy en particular quiero hablarles de uno que seguramente será conocido previamente por muchos de ustedes para quizá para otros será nuevo puesto que considero no tiene la publicidad de los mitos griegos, romanos o sajones.



Nuestra civilización se encuentra establecida sobre el canon greco-romano, grandes civilizaciones ambas las cuales siempre se nos han señalado como la piedra angular de  la civilización occidental y humana, sin embargo miles de años atrás, cuando los ancestros de los griegos eran apenas pastores nómadas casi salvajes, en medio oriente, al amparo del Éufrates y el Tigris nació la verdadera  cuna de la civilización mundial.

En Mesopotamia se estableció el primer imperio, las primeras ciudades, nació el derecho, la escritura y también en ella surgió la primera novela de corte épico, “El poema de Gilgamesh”.

Incluso la misma Biblia tiene dos mitos basados en la cultura de Mesopotamia y plasmados en “El poema de Gilgamesh.”

La epopeya del héroe asirio, a pesar de su corte eminentemente épico y divino, trata dos temas muy humanos, la amistad y la mortalidad.

Gilgamesh, del cual incluso no se descarta totalmente su existencia, fue un emperador, que seducido por la lujuria y otros vicios se transformó en un tirano.

Su pueblo se encontraba hastiado de la conducta despótica de su antiguo héroe por lo que rogó a los dioses que fuera frenado, en respuesta la diosa  Ninhursag envío a Enkidu, un hombre salvaje que tras ser “domesticado” por Shamhat se enamora perdidamente de ella y decide desposarla, sin embargo cediendo nuevamente a su lujuria Gilgamesh intenta hacer uso de su derecho como rey para pasar la primera noche con la esposa de Enkidu, quien enfrenta al poderoso semidios en una batalla épica en la cual no hay un vencedor.

Maravillado al haber encontrado a su igual, Gilgamesh ve en Enkidu a un compañero de aventuras que podía enfrentar los mismos peligros que el semidiós, por lo que lo invita a recorrer el mundo para hacer frente a diferentes retos.

Sin medir los riesgos de sus acciones Gilgamesh y Enkidu enfrentan diversos peligrosos que hacen enfurecer a los dioses, hasta que Gilgamesh se atreve a despreciar a la diosa Ishtar por lo que esta envía a un dios toro del cielo para vengar el desprecio del rey mortal.

Sin ningún respeto los poderosos camaradas dan cuenta del dios toro, lo que termina por enemistarlos con el resto de los dioses quienes cobran la afrenta enviando una enfermedad mortal a Enkidu.



Más allá del terrible golpe de ver morir a su amigo, para Gilgamesh la muerte de Enkidu significa un reflejo de su propia mortalidad, por lo que a partir de ese momento emprende un viaje para encontrar la oportunidad de trascender a esta vida terrenal.

En su viaje el héroe visita a los únicos sobrevivientes de un diluvio universal primigenio, Utnapishtim   y su conyuge, quienes son los únicos seres humanos que gozan de la inmortalidad.

Para algunos estudiosos dicha leyenda del diluvio es la misma que el pueblo hebreo plasmó en la biblia y Utnapishtim no es otro sino Noé.

Tras diversas pruebas   Utnapishtim no considera que Gilgamesh sea digno de la inmortalidad por lo que le niega dicho don, más como un premio de consolación le señala donde podrá encontrar una hierba que le devolverá la juventud.

Gilgamesh la encuentra en el fondo del mar, pero se niega a probarla de inmediato, buscando un conejillo de indias en el cual prevenir una posible trampa de Utnapishtim, sin embargo en su propia desconfianza el héroe encontró su perdición puesto que en el momento en que buscaba a su sujeto de prueba, dejo la hierba en el piso y ésta le fue robada por una serpiente, la cual recuperó su juventud, y de esta forma la leyenda explica el cambio de piel de las víboras.

Para muchos lo anterior se reflejó en la biblia como la perdida de la vida eterna por parte de Adán y Eva, seducidos por una serpiente.

Abatido Gilgamesh regresa a su reino en la ciudad de Uruk donde finalmente encuentra la muerte ante la contemplación de los muros de su ciudad, los cuales sobrevivirán incluso a la obra del héroe.

En lo personal considero que Gilgamesh merece un lugar al lado de los mitos como los de Hércules, Aquiles, el Rey Arturo o Robin Hood, desgraciadamente como otras grandes leyendas de medio oriente, han sido relegados por la cultura occidental la cual ha tratado de retratar a las sabias y milenarias culturas de esas tierras como barbaros y salvajes sin contemplar las maravillas que también nos legaron.

Es una desgracia que consideremos a Irak solamente un lugar violento, en el que desgraciadamente hace tan solo unos días hubo otro acto terrorista que cegó la vida de cientos de personas,  sin observar que fue justo en ese lugar donde la raza humana dejó la prehistoria para que naciera la civilización.

Saludos. 




      

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